¿Te has preguntado alguna vez cuánto vale tu felicidad? Si pudiésemos medirlo en dinero, en riqueza, en patrimonio, ¿qué me contestarías? O mejor aún, ¿que te contestarías a ti mismo?

No hemos venido a hacerte más preguntas sino a ayudarte a encontrar respuestas. Cuántas veces hemos escuchado aquello de que el dinero no da la felicidad, sin embargo, ¿porqué tiene al mundo en vilo? ¿Es tan importante como creemos?   ¿Qué tipo de problemas no quieres encontrarte en el camino… los derivados de no tener dinero o los derivados de tener mucho?

Si esta vocecita está dentro de ti, si te perturba cuándo escuchas las noticias, si esa sombra negra cada vez que alguien pronuncia la palabra crisis se pasea por tu mente, déjame decirte sólo tres palabras: no te preocupes.

¿Suena muy sencillo decirlo verdad? Lo complejo es llevarlo a cabo, sin embargo, quiero que analices que sólo hay dos caminos cuándo una preocupación nos asalta:

1. Tiene solución, con lo cual porqué invertir mi energía en la preocupación pudiendo elegir el itinerario que me lleve a resolverlo.
2. No tiene solución, entonces, ¿qué hago gastando mi tiempo en un callejón sin salida?

Un hombre sabio dijo:

“si el dinero no está primero en tu cabeza, nunca llegará a tus manos”.

Piensa en ello, si no me lo creo… ¿cómo voy a crearlo? Si doy este primer paso habré puesto los cimientos; las personas necesitamos objetivos, metas, necesitamos saber que nuestra vida va a ser lo más parecido a aquello que soñamos, necesitamos levantarnos cada mañana sabiendo que nos mueve algo más grande que consumir días: buscamos ser felices, buscamos el hogar más bonito, buscamos la casa de nuestros sueños junto al mar, buscamos algún día no preocuparnos por llegar a fin de mes, o simplemente regalar a quien amamos el viaje de su vida, buscamos que nuestros hijos tengan las mejores oportunidades, ser libres, ser independientes… lo buscamos todos, la cuestión es: ¿Cómo me garantizo encontrarlo? ¿porqué me cruzo cada día con personas que han conseguido tanto y otras tan poco? ¿dónde está la diferencia?

La buena noticia es que NO es una cuestión de suerte, vamos a remontarnos unos miles de años atrás…

Desde la antigua Grecia los grandes filósofos se hacían las mismas preguntas, dando lugar curiosamente al término oikonomía (economía) siendo su significado casa, hogar. Quizás esto nos de una idea de cómo una buena salud financiera comienza por la gestión de nuestro patrimonio y las finanzas personales. Aún cuándo la economía no existía como ciencia ya ocupaba la mente de Platón, Aristóteles o Epicuro, aportando ideas muy interesantes para el pensamiento económico contemporáneo, siendo en el l s. XVIII cuándo se constituyó como ciencia. Desde siempre y hasta siempre gestionar bien nuestros recursos, crear un patrimonio que nos de calidad de vida ha sido una búsqueda constante del ser humano, no podemos negar lo absolutamente necesario que es gozar de una buena salud financiera, si es así ya estarás preparado para disfrutar tu verdadero propósito, aquel por el que estás en este mundo.

Ahora que ya sabes dónde se origina todo, ahora que ya sabes que la abundancia comienza dentro de ti, déjanos desvelarte quien es tu mejor compañero de viaje para hacerlo realidad, quien puede ayudarte a diseñar un plan económico que se adapte a tu vida, que establezca tus prioridades, que te ayude a ahorrar, a gestionar tus inversiones para que tu capital sea productivo, para que no sólo tu trabajes sino que tu dinero lo haga para ti y consigas un rendimiento óptimo, para que tu patrimonio crezca y se consolide en el tiempo, para asegurarte la tan ansiada estabilidad, para alejarte de riesgos innecesarios, para que no todos los huevos estén en la misma cesta, para luchar contra la inflación, para vivir con libertad financiera y evitar los tan temidos sobresaltos, para crearte un retiro dónde y cómo siempre deseaste. Existe esa figura, ese profesional que se dejará el alma en hacerlo posible, la persona que puede enseñarte que unas finanzas más sanas y más humanas si son posibles. Permite que entre en tu vida El gestor patrimonial, permite que cumpla su misión:

                                      HACERTE ACERTAR.